Meg Roberts no habÃa dejado de querer al padre de su hija, a pesar de no haberlo visto durante casi siete años. Aquel apuesto ex agente del KGB la sedujo por razones polÃticas… y la dejó embarazada.
Por amor a ella y a una hija que no conocÃa, Konstantino Rudenko desertó y se marchó a Estados Unidos, donde vivÃa bajo una nueva identidad. Pero aún era el mismo hombre que, siete años atrás, se habÃa enamorado de una joven maestra de visita en Rusia: la mujer a la que llamaba Meggie…
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